A menudo creamos aplicaciones web con un backend de gestión que, por ser también web, exponemos públicamente a cualquiera que consiga averiguar la URL. Habitualmente estos sistemas son de acceso restringido, sólo un pequeño grupo de usuarios lo utiliza.
En escenarios donde tenemos un número de usuarios acotado y se necesita autenticación, se puede utilizar un mecanismo de certificados que aporten mayor seguridad al sistema, de esta manera solo aquellos usuarios que tengan el certificado en cuestión tendrán acceso a la máquina.
En este grupo de artículos veremos como permitir el acceso a nuestra aplicación a aquellos usuarios que dispongan de un certificado que previamente les habremos enviado mientras que si no lo tienen no podrán acceder de ningún modo. Este método se puede combinar, además, con el tradicional usuario/clave para dar mayor seguridad. Podremos incluso verificar que el nombre de usuario que se intenta utilizar se corresponde con el certificado de usuario que le hemos enviado y no intenta autentificarse con otro.
Conceptos básicos sobre certificados SSL
El método que vamos a ver se basa en certificados SSL. Se utilizan para asegurar la información entre un cliente y el servidor y prevenir escuchas ya que la información viaja encriptada. Ésta es su función y la hace aunque no esté firmado por una autoridad certificadora (CA) oficial o, incluso, aunque esté caducado. Sigue asegurando las comunicaciones.
Los navegadores web reconocen, por defecto, una serie de autoridades certificadoras como Verisign o Thawte, aunque hay muchas más. Puedes verlas todas en las opciones de tu navegador. Pero, ¿qué es realmente lo que hace una Autoridad Certificadora? Firmar. Firma tu certificado SSL asegurando que os pertenece a ti y a tu dominio. Cuando un cliente accede a tu dominio y descarga el certificado SSL, busca dentro de sus certificados de CA’s si hay alguno que lo haya firmado. Si lo encuentra, acepta tu certificado y no ocurre nada especial, pero si no encuentra la CA lanza un aviso indicando que no se reconoce la autoridad que lo firma. Esto no quiere decir que el certificado no sea válido, lo único que ocurre es que no sabe quien lo firma. Esto significa, por tanto, que tú mismo puedes ser tu propia autoridad certificadora y firmar tus certificados, funcionarán perfectamente y cumplirán su cometido de asegurar las comunicaciones cliente/servidor.
Comercialmente o en sistemas de acceso público en general, no se recomiendan certificados autofirmados ya que el aviso de autoridad de certificación no reconocida generará desconfianza entre tus usuarios, pero en entorno intranet o de paneles de adminsitración es un método ideal.
El servidor puede requerir, además, otro certificado al cliente, de manera que ámbos extremos autentifiquen la comunicación. Esto es precisamente lo que vamos a hacer hoy en este artículo.
Según lo que hemos explicado, los certificados autofirmados son igual de seguros que los firmados por una autoridad certificadora. Como en el ejemplo que estamos viendo estamos asegurando el acceso a nuestra aplicación para un grupo reducido de usuarios, no hay ningún problema en utilizar un certificado firmado por nosotros mismos ya que nuestros usuarios sabrán que no hay ningún problema. Pero esto no es todo, por esta misma razón podemos decir a los usuarios que se instalen el certificado público de nuestra CA, tal y como hacen las CA oficiales, y automáticamente el navegador comenzará a confiar en nuestros certificados ya que, ahora sí, tiene un certificado de una CA que firma los certificados SSL.
Como resumen, nuestro trabjo consistirá en:
• Crear nuestra autoridad certificadora y su certificado.
• Crear el certificado SSL para nuestro servidor web firmado por nuestra CA.
• Crear los certificados de cliente para nuestros usuarios.
• Habilitar la lectura de los datos SSL desde PHP.
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